Portland, the weird city!!
¡Este fin de semana nos fuimos a
visitar el estado de Oregon!
Situado entre Washington y California, Oregon es
un estado no demasiado famoso…pero que hay que visitar. Especialmente porque
allí se puede comprar sin tasas, porque las playas en verano son espectaculares
y por el increíble paisaje. La capital de Oregon es Portland, y en mi
opinión, no tiene nada de especial…me pareció muy sucia, llena de vagabundos,
con pocos edificios y casi ninguna atracción destacable… eso sí, si algo es Portland es …RARA. Los ciudadanos se enorgullecen de la etiqueta "the weird city" y hacen de ello si signo de identidad. En Portland se encuentran numerosos graffitis y emblemas que lo respaldan. En cuanto a sus habitantes, bueno, digamos que les encanta llamar la atención...
Una de las paradas obligatorias fué la famosa tienda de doughuts
de Portland, "Voo doo Doughnuts", y tras la larguísima cola probamos los tan típicos dulces... Optamos por una maple bar con bacon (esa claramente no fué mi opción) y un doughnut de Oreo. Un relleno muy cremoso y una textura muy, muy mullida y amantequillada. ¡Impresionantes!
Visitamos también el teleférico de Portland,
desde el cual se puede ver la ciudad desde arriba y el Mount Hood.
Después nos fuimos al Jardín
Japonés de Portland, que trata de emular al de Tokio aprovechando la similitud de Mount Hood con Fuji. Debido al frío que hacía, la mayor parte de él estaba congelado, pero ello no le restaba encanto. Es un jardín bastante grande - mucho más que el de Seattle- con numerosos detalles y estructuras y cuidadosamente ornamentado. La variedad de plantas y flores debe ser muchísimo más colorida en primavera.
En nuestro segundo día, fuimos a
visitar las Multnomah falls de Oregon…y aquello sí que fue ¡INCREIBLE! Se trata
de varias cataratas situadas a unos 45 minutos de Portland, y a las cuales se
accede o bien mediante coche o bien haciendo hiking por algunos senderos
fácilmente accesibles. Yo recomiendo la segunda opción, ya que el paisaje es
precioso (muchísimos bosques llenos de musgo, la vista del lago y de las
montañas…). La suerte fue que al hacer tantísimo frío (estábamos a -5ºC) las
cataratas estaban heladas… y el paisaje parecía salir de un cuento de hadas. Todo lleno de estalactitas,
estalagmitas y arrollos helados, que con las piedras creaban formas de hielo
circulares. Visitamos unas 4 cataratas, de las cuales las dos más imponentes
fueron Wahkeena Falls y especialmente las Multnomah Falls. Esta segunda tiene una
impresionante altura de 189 metros. La propia agua que desprende la catarata
llenó de nieve y hielo el sendero de acceso a ella, el puente y los lados. Era
curioso y raro a la vez ver el sol en un lado y el paisaje completamente nevado
en el otro. Eso sí, frío, frío, frío… fue el precio que tuvimos que pagar por
estar dentro de un inverosímil paisaje de cuento de hadas. Esta debe de ser sin duda una parada obligatoria si se visita Portland.
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