Llegué a medio día y se fué el sol muy rápido...así que dejé maletas y fuí con una amiga en la misma situación hacia Times Square, aprovechando la falta de luz. Me encantaron los letreron luminosos y gigantescos, así como el aire cosmopolita y el movimiento imparable de la ciudad, sea la hora que sea. Después pasamos por Rochefeller Center vimos el tan mítico anual árbol de navidad iluminado...¡que era gigantesco!

Al día siguiente fui de buena mañana a Manhattan de nuevo. Esta vez visité el Empire State Building, Hard Rock Café, Broadway, la 5th Avenue...y pasee todo lo que me fué posible por Nueva York antes de volver al aeropuerto, rumbo a Spain :) La visita fué breve pero intensa, y me ahorré un buen pellizco en hotel, transporte y comidas, por lo que tengo que agradecerle a Seattle, una vez más, todo lo que me esta ofreciendo. Nueva York me gustó mucho, pero debido al viaje imprevisto, sin nada planeado, la locura y el desconcierto no pude disfrutarla como se merece...me pareció una ciudad INMENSA, a la que debes dedicarle más de dos semanas si quieres conocerla bien. Seattle a su lado es un pueblecito, y eso que yo la tenía como una gran ciudad. Los rascacielos no tienen fin, y la sensación cuando paseas por sus calles es de total pequeñez...Me agobió el tráfico loco, los montones de gente de noche, de día y de madrugada, y me llamó mucho la atención la mezcla total de culturas...Es otro mundo con Seattle y con la costa Oeste, y será que me he acostumbrado mucho al oeste pero...yo diría que "west is best" ;)

Me quedé con ganas de Soho, La estatua de la Libertad, el puente de Brooklin, unas buenas fotos del skyline de Nueva York...pero estoy segura de que la ciudad que nunca duerme serguirá despierta esperándome algún día.